07.La practica es mejor que la teoría

La mejor semana de Elisa estaba finalizando y como en todas las tardes Rebecca estaba en la cama con una pequeña diferente a la de los demás días; no le tomo importancia y fue a refugiarse en los brazos de Darius, después de todo ella quiso tenerlo para olvidar lo que Rebecca hacia.


Cada beso entre ellos era con una extraña pasión, la pasión no surgía del momento si no de las ganas que tenían ambos de desahogarse y por lo tanto sentían que no eran del todo sinceros en sus caricias, ignoraron ese sentimiento para seguir pero sin llegar a más de lo normal, todo hasta que Darius paro para hacer una pregunta.


-¿Estás libre mañana?- tomándola de la mano para dar un paseo por los pasillos

-Para ti siempre- esbozando una gran sonrisa, como si fuera la primera desde su noviazgo.

-Perfecto, ¿quisieras salir mañana?-

-¡¡Por supuesto!!- muy emocionada ya que su primera cita formal al fin había llegado, tanta emoción olvido preguntar los detalles que cuando se dio cuenta ya estaban yendo al jardín el cual estaba cubierto por el tono del atardecer, hacia un hermoso panorama para los enamorados.

-Quisiera seguir gozando de tu cuerpo pero necesito hacer algunas cosas pequeña-

La pequeña que se encontraba entre las sabanas de la gran cama de Rebecca no tuvo más opción que sonreír y salir de la habitación dejando a Rebecca que se puso a guardar algunas cosas que la chica no logro distinguir.


Rebecca se aseguraba de no olvidar nada para seguidamente salir e ir a la oficina de su padre; asegurándose de que nadie le siguiera ni viera fue que entro, tomo las llaves del salón de química y salió. Ese salón no era muy usado por esas fechas, que ni los intendentes se molestaban en ir a limpiar pero por esa ocasión Rebecca ordeno que limpiaran y no dejaran nada frágil fuera, todo guardado en la bodega.

-Listo, solo me queda esperar a saber si mi mensaje fue recibido con éxito- sentándose en un sillón que también había mandando a llevar en la mañana pero por una ruta especial para no levantar sospechas por si habían estudiantes en los pasillos.



-¿Eres Azard?- pregunta un chico el cual se acerco al reconocer que ella era la chica de la fotografía que le habían enseñado

-Si...soy yo- se sentía segura al estar con su novio

-¿Podríamos hablar un momento?- sabia que el mensaje solo debía ser recibido por ella y nadie más

-¿No se lo puedes decir aquí?- pregunta Darius para parecer interesando en que no se la lleve

-Descuida, estaremos en las bancas de por allá- apuntando al par de bancas que estaban cerca de ellos, no podría escuchar pero si ver por si intenta hacerle algo, ambos quedaron convencidos y Elisa fue a las bancas con aquel chico desconocido. La plática comenzó y el fue sin rodeos, le explico porque no le podía decir esto en presencia de Darius y por quien había sido enviado, al escuchar eso a Elisa se le erizo la piel pero mantuvo la calma.


-Así que tienes que ir al laboratorio de química a las 8:00p.m de hoy, es todo- el chico se levanto de la banca para irse

-Espera ¿sabes al menos para qué?- algo angustiada

-En verdad no, solo me dijo que te dijera y por cierto, el chico con el que estabas no se debe enterar, hasta luego- se fue, se alejaba, no habían más preguntas que responder no había nada más que debieran hablar. Volvió con Darius para pasar su último rato junto antes de las 7:10 p.m de hoy, ya que a esa hora los chicos deben de estar en su zona y las chicas en la de ellas, no se les podían ver juntos después de esa hora. No le dijo nada sobre el tema como le había dicho el chico.

Se hacía tarde y era hora de que se separaran.

-En la noche te diré con exactitud los planes de mañana-

-¿Cómo?- ella no tenía celular

-Con esto- le entrega una caja envuelta como regalo, ansiosa lo abre y era un celular, ¿regalo de una semana de novios?

-No era necesario… ¡gracias!- estaba muy feliz por el regalo y más por quien se lo daba, le agradeció con un beso, el cual fue también el de despedida. Ambos iban a sus dormitorios o al menos Darius iba al suyo… Elisa tenía que ir al salón de química pero antes tendría que guardar el regalo de su amado para que Rebecca no lo viera y si lo ve, diría que sus padres se lo enviaron pero lo vería después, no hoy. Fue a la habitación para dejarlo. Estaba en camino al aula de química, algo temerosa pero no podía evitar ir, sus estudios dependían de complacer a su ama.


Llego al laboratorio, 7:58 p.m o eso marcaba el reloj que estaba cerca de ahí, le quedaban dos minutos para pensar y prepararse pero decidió entrar, entre más rápido terminara mejor o simplemente alargaría dos minutos más lo que Rebecca hiciera con ella o lo que hicieran.

Se dejo de inseguridades y entro en el aula, las luces se encontraban apagadas.


-Ya era hora- Una fina voz dice desde el fondo –puedes prender la luz si quieres…-

Prendió la luz y siguió parada en el mismo lugar, no pensaba acercarse a menos de que se lo pidiera.

-¿No piensas moverte?- Rebecca se encontraba cruzada de piernas con una pierna encima de la otra y su cabeza apoyada en el brazo que estaba en la pierna. La chica no respondió, cualquier cosa que dijese podría ser usada en contra de ella. Los segundos de silencio transcurrían y la tensión se acumulaba en la menor, no soporto alargar más de lo necesario aquello y se acerco a su ama la cual sonrió al ver que iba lentamente a ella sin que se lo hubiera ordenado.


-Así me gusta- una pausa para que llegara y le indico con el dedo que se acercara, obedeció. Saco de la parte trasera del sillón un collar rosa de cuero con correa en el cual colgaba una placa en forma de corazón, la placa tenía grabada las iniciales “E.Az” (Elisa Azard); No sabía que a mi ama le gustara el sadomasoquismo, pensó en cuanto sintió que le ponían el collar en el cuello.


-Te vez hermosa con ese collar- Decía en un tono de suspiro mientras sostenía la correa –mi pequeña perrita~- revolvió su cabello al final de la oración.

–Ladra- el cambio de tono sorprendió a Elisa, primero estaba maravillada observándola con el collar y ahora es como si nunca hubiera ocurrido.

-…- no pensaba que lo dijera en serio así que no ladro.

-¿No me has escuchado? Ladra- iban en serio sus palabras.

-B…bwar…bwarf!…- los nervios se apoderaban de ella, nunca pensó terminar haciendo algo tan ridículo.

-Que linda, ahora quítate los zapatos y la blusa- como toda una buena mascota obedeció a su ama, no era la primera vez que vería su cuerpo desnudo.

-Bien, quítate la falda y ponte a gatas frente a mi- ruborizada obedeció y fue cuando noto que la luz del aula era baja, lo necesario para ver dentro pero no para iluminar todo que daba un efecto anaranjado rojizo en la habitación.


-Que niña tan buena- volvió a revolver su cabello –ahora pídeme que te mime- la cara de la pequeña le dejo en claro que no entendía a que se refería; -Ingéniatelas para pedirme mimos- acariciaba su fino cabello oscuro esperando a que su mascota ideara algo.

-Emm…- estaba pensando a qué tipo de mimos, si ahora era “su mascota” debía de pedirlos como una. Apoyo sus manos a los costados de su ama y levanto la mirada –acarícieme, por favor-

Se le hizo algo muy lindo a Rebecca, no pudo evitar sonreír y abrazarla haciendo que esta subiera al sillón quedando sentada en las piernas de ella, le dio un beso en la mejilla, de lo cual por haber pedido bien que la mimara bajo a su cuello, dando pequeños besos y lamidas. Elisa solo tenía rodeado el cuello de su ama con los ojos cerrados y su respiración se iba agitando más y más a causa de contener los quejidos.


-Te traje a esta aula porque aprenderemos anatomía- decía mientras jugaba con la espalda de su compañera.

-¿Aprender anatomía?-

-Si~ pero odio la teoría…prefiero la practica-sentenciando dio una mordida fugaz a su cuello mientras desabrochaba el sostén de Elisa, el cual quito con delicadeza. Sus pechos quedaban a la altura de su rostro lo cual le facilito el empezar a lamerlos. Jugaba con ellos realmente, no soporto y empezó a darles pequeñas mordidas junto con besos. La intención de eso era marcar su cuerpo.


-Me encantan tus pechos, son tan lindos con ese color tan claro que enrojece cuando muerdo-

Elisa, aferrada a la larga cabellera castaña de su ama queriendo evitar jadear ya que cada vez le gustaba más esa sensación de dolor, “se siente tan bien…”.


-Se que lo estas gozando- dice jalando la correa para que sus rostros quedaran frente a frente, un método algo doloroso e inesperado por parte de la pequeña. Beso ferozmente sus labios, no tendría caso oponerse así que su compañera coopero. La otra bajaba lentamente por su espalda hasta su ropa interior, fue bajándola poco a poco pero no se la quito solamente la bajo un poco. Entre tanta excitación Rebecca comenzó a desabotonarse la camisa. Se la quito y ordeno a su mascota que se bajara. De nuevo la tenía a gatas frente a ella, pensaba que le podría ordenar. No dijo nada y tiro de la correa nuevamente dejando a Elisa entre sus piernas.


-Tú has de estar disfrutando más que yo, no me has prendido casi nada, haz que me excite sin tocar mi entrepierna- Era algo difícil, si intentaba subir a sus pechos sabia que tiraría de la correa para alejarla, mientras pensaba que podría hacer bajaba la falda de su ama.

Torpemente comenzó a besar sus piernas, hacia un recorrido por cada parte; cambio los besos por lamidas junto con una mirada seductora que aparentaba estar gozando el momento. Cuando estuvo cerca de su entrepierna noto por encima de su ropa interior que estaba más mojado que cuando comenzó. Aprovecho para besar cerca de ahí, no estaba exactamente en su sexo pero la cercanía excitaba a su ama.


-Valla, no sé de dónde has aprendido a hacer eso pero has mejorado- jalando la correa para que se alejara. –Te mereces un premio por eso- empujo a Elisa para que callera de espaldas, aproximaba su pie hacia su entrepierna, instintivamente Elisa le dio paso. Rebecca comenzó a estimular su sexo con su pie por sobre la ropa interior, la pequeña solo se dejaba, retorcía un poco su cuerpo y cuando empezó a estimularla en el punto más sensible de su intimidad arqueo la espalda dejando escapar un leve gemido.


-Como veo, te ha gustado tu premio mi pequeña perrita- la menor solo bajo el rostro ruborizado esperando que eso fuera todo lo que le esperaba.

-Pasemos a la práctica experimental- de nuevo de la parte trasera saca algo, esta vez un bote de crema batida, una caja de fresas, vino y jarabe de chocolate.

-Are unos dulces y embriagantes experimentos con tu cuerpo, ¿será cierto que el cuerpo humano reacciona según el condimento que le pongan?- relamiendo sus labios y observando a su conejilla de indias. Su pequeña mascota no se imagina ni por un segundo lo que le espera.


Esa noche de sábado aun estaba iniciando en lo “bueno”, no podía acabar pues la clase aún esta comenzando…

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