03.Bienvenida... ¿bienvenida a qué?

-Ahgm…- se escuchaban apenas pequeños gemidos fuera de la habitación número 78.

-Tóqueme…más- Pareciera que para la pequeña el juego no había acabo aun; apenas llego y se costo en la cama recordando lo que había sucedido que cuando menos se dio cuenta se estaba tocando, esa era la primera vez que lo hacía pero ya no tenía muchas fuerzas para hacerlo como quería, necesitaba a su ama, necesitaba que la tocase hasta hacerla sentir dolor y placer.

-Creo que este deseo tan intenso es mi castigo por haber pecado- se quejaba mientras se tocaba, no estaba enamorada ni nada por el estilo, simplemente era una virgen que aun no deseaba terminaba de probar aquellas sensaciones.

Elisa dejo de tocarse al estar a punto de quitarse la ropa, respiro hondo y trataba de normalizar su respiración tan agitada, antes de que su compañera de habitación o alguien entrara.

Fue a la ducha para refrescar su mente y sobre todo su cuerpo pero por alguna extraña razón que hasta ella desconoce mientras se desvestía para entrar a la tina, ella no se sentía “sucia” ni mucho menos “usada”, tal vez fuera porque en verdad le gusto, tal vez porque ella domino la gran parte de todo gracias al afrodisiaco. Ya relajada en la tina con los ojos cerrados meditaba lo sucedido: había pasado una semana desde su llegada en aquella institución, debía comunicarse con su familia y había conseguido la beca completa que tanto ansiaba desde el instante en el que piso las instalaciones. Por un lado estaba ansiosa de decirles a sus padres que lo había conseguido pero por otro, no podía decirles que se la gano aceptando ser el juguete o mejor dicho la perra de la hija del director.

-Ya veré que les digo…- se decía mientras se sumergía un poco más en la tina, hasta que el agua le llegara a tapar un poco la boca. Hundió su cuerpo en el agua y su mente en pensamientos.
-Rebecca… ¿Dónde habré escuchado antes ese nombre?- pareciera que el momento de cuando convivieron paseo por su mente unos segundos para desvanecerse en aquel mismo instante. Era imposible estarla confundiendo o que solo lo sepa por la escuela, ya que no sabía que el director tuviera hijos y mucho menos que estudiaran en sus propias instituciones.

Termino su ducha de relajación para verificar que no le faltara meter nada más en sus maletas, aunque no le agradaba la idea ya se había metido en aquello como para arrepentirse ahora pero de algún modo una parte muy en el fondo de ella, deseaba que la mayor le tocara en aquella parte de nuevo pero esta vez no quería que acabara tan rápido, como era la primera vez que exponía su cuerpo a estímulos sexuales, no resistió mucho lo que llevo a que acabara rápidamente.

-Pero en qué cosas estoy pensando, yo vine a estudiar y superarme para sacar adelante a mi familia, no a soportar los caprichos de una adolecente pervertida- lamentablemente por más que se lo repitiera ahora estaba obligada a soportar los caprichos de aquella adolecente, solo esperaba que no fuera un impedimento para poder centrarse del todo o lo más que pudiera en los estudios.

-Espero no volver a tocarme en su nombre nunca más, ni yo misma se como llegue a eso…- analizando la situación, era algo ilógico que lo hiciera en el nombre de Rebecca si no sentía ni el más mínimo sentimiento de afecto hacia esta –tal vez fue porque estaba recordando aquello- intentaba explicarse el porqué deseo seguir estar a su lado, tal vez solo fue en ese momento que el afrodisiaco no se había ido totalmente de su cuerpo, ciertamente aún seguía algo caliente pero lo suficientemente bajo como para disimular aquel leve rubor en sus mejillas.


-Desde ahora todo será a mi manera y sin compadecerme- anteriormente en la bodega, se había dejado llevar por su deseo reprimido de ser tocada por Elisa aunque finalmente recordó quien debería dominar a quien. Por un momento le parecía bueno tener una habitación absurdamente grande con una cama matrimonial, dado que no compartía esa habitación con nadie más pero ahora había hecho que Elisa fuera esa compañera que nunca tuvo y por la cama era más que obvio que dormirían juntas. Rebecca solamente se encontraba sentada en la orilla de la cama, pensando si dormirían juntas o le ordenaría dormir en un futón, que con la alfombra tan fina que poseía esa habitación aquello no era exactamente una tortura; al cabo de unos minutos recordó que tenia tarea y solo había salido a dar un paseo rápido. Buscando en su mochila encontró la carta que había recibido o más bien encontrado en medio de la habitación esa mañana, un chico locamente enamorado de ella, uno de tantos chicos que harían hasta lo imposible por ser novios de Rebecca.

-Darius, Darius, eres todo un poeta pero careces de valor…que lastima, de habérmela entregado tu, tal vez solo tal vez estarías siendo mi novio ahora- se decía mientras volvía a meter la carta en el sobre y la ponía en una caja que contenía las demás cartas que habían sido enviadas o dadas por varios chicos, se aburría de solo ver esa caja, dejo de sentir emoción al recibir una carta desde que recibía al menos dos por semana, a menos que la persona le gustara Rebecca no sentiría ninguna emoción solo curiosidad por saber que le habrían escrito esta vez… guardando la caja con las cartas para disponerse a hacer tarea, no era mucha pero aunque no le gustara la materia, no tenia opción si deseaba pasarla, recostada en su cama haciendo tarea mientras oía operas, selectas ya que solo algunas llamaban su atención, composiciones de todo tipo junto con aquellos covers de guitarra, piano o violín que tanto le encantaba oír pero que no implicaran voz o si lo hacían que fuera melodiosa como en una ópera, esa imagen era la digna de una señorita de su clase, no la de estar saliendo a hurtadillas de una bodega.

Pasaban las horas, lentas para la chica de cabellos castaños y eternas para la de cabellos oscuros, una quería acabar lo más pronto posible con aquella tediosa tarea de ciencias mientras que la otra no esperaba el momento de ir a su tortura, aunque Elisa solo ha conocido a la Rebecca insaciable en la cama pero el convivir con ella la haría verla de otra forma.
-Al fin~ ¡acabe!- recostándose boca arriba con los brazos extendidos sobre la cama mientras su laptop reproducía la melodía Requiem de Mozart, la uso como MP3 ya que su tarea era a mano, esa melodía la adormecía en las partes lentas y la hacía sentirse viva en las partes rápidas o simplemente no tan lentas, las melodías de Mozart sacaban su ego de alguna manera, oírlas le causaba la sensación de tener miles de sirvientes a su merced. Termino cerrando los ojos, estaba relajada cuando su burbuja de mundo perfecto se rompió al oír que alguien tocaba a la puerta, no fue mucha sorpresa al ver a su víctima con sus maletas frente a su habitación, la hizo pasar y dejo que acomodara sus cosas mientras iba a dar un paseo, el que siempre iba a dar al invernadero después de acabar su tarea solo si le quedaba suficiente tiempo antes del toque de queda.

La menor se encontraba ahora en la inmensa habitación de su ahora ama, estaba desempacando cuando se percato de que Rebecca dejo su laptop prendida o mejor dicho empezó a oír la música que esta estaba escuchando, no le disgustaba pero la dejaba pensando.

-Una chica como Rebecca ¿escuchando música clásica?- desempacando empezó a creer que tal vez solo era para concentrarse más en su tarea, dedujo esto al ver las libretas y libros en su cama pero al final todo la conducía a que ella pertenecía a esa clase social. Se dejo de dudas ocasionales y acelero un poco en desempacar, mañana mismo tenía que haber enviado ya una carta a sus padres al igual que haber inventado el cómo se gano aquella beca.

Acabo de desempacar cuando escucho que alguien tocaba a la puerta, por educación y curiosidad abrió encontrándose con un chico ni alto ni bajo de una piel aparentemente suave, ojos oscuros como su cabello que era corto y estaba peinado perfectamente hacia atrás.

-Uh…pensaba que la señorita Edwidge no tenia compañera de habitación o… ¿acaso me he equivocado de habitación?- pregunto un poco confundido el chico, tenía la mano en la nuca.

-No, estas bien, hoy me he convertido en su compañera pero ella salió, en verdad no se a donde- quería que se fuera, la intimidaba un poco que aquel chico fuera algo apuesto.

-Por cierto no recuerdo haberte visto antes ¿eres nueva?- seguía en ese tono tan relajado y grave que ponía nerviosa a Elisa.

-Si…yo bueno…gracias a una beca es que estoy acá- ruborizándose un poco al admitirlo.

-¡Oh! Tu eres la becada de aquel promedio increíble, mucho gusto, soy Edmond, Darius Edmond y ¿con quién tengo el placer?- bajando la mano de su nuca y ofreciéndosela.

-Azard, Elisa Azard, mucho gusto- estrechando la mano de Darius.

-No sabía que eras de tercer semestre-

-Bueno, en realidad soy de primero pero la señorita Edwidge me ofreció el ser su compañera de habitación- estaba diciendo la verdad pero desde otra manera, así que no le estaba mintiendo del todo al apuesto chico.

-Valla, bueno solo venia a preguntarle algo a Rebecca, dile que vine por favor... por cierto, cualquier problema que tengas, puedes contar conmigo- guiñándole un ojo y apuntándose con el pulgar, Elisa solo asintió con la cabeza y observaba como Darius se iba, sus ojos color miel se iluminaron al saber que había conocido por fin a una persona amable y que resultara ser un chico tan apuesto, ese brillo se esfumaría pronto…

-¿Ah?- Elisa quería seguir viendo a Darius hasta que se perdiera por la distancia así que alcanzo a ver que se topo en el camino con Rebecca, entablaron una conversación un tanto rápida que termino en un chico yéndose cabizbajo hacia su dormitorio y en una chica aproximándose con aires de superioridad.

-¿Qué haces en la puerta?-

-Ah, solo me despedía del joven Edmond el cual veo la encontró a tiempo, vino buscándola-

-Sí, justo a tiempo para oír el rechazo-

-¿A qué se refiere?-

-Se me ha declarado pero por ahora no me interesa tener novio…- Rebecca entro en la habitación junto con Elisa, cerrando la puerta tras ellas relamió sus labios mientras veía a Elisa –por ahora solo me interesas…tú- dijo acariciando el rostro y apagando el brillo de los ojos de la menor, le había gustado Darius.

-Noto que aquel brillo que tenías hace unos momentos se ha desvanecido, es que ¿acaso te atrae Darius?- Rebecca estaba jugando con el cabello lacio y no muy largo de Elisa.

-Algo así…me trato muy bien-

-Así es Edmond- sentencio tantas cosas en esa pequeña frase, Elisa poso su mirada en el suelo, era evidente que solo me trato así por educación y no por que en verdad se sintiera diferente conmigo
-Lamento decepcionarte pequeña, por ahora todo lo que puedes hacer es dormir- realmente estaba satisfecha de verla decepcionada, al final de su oración tenía una cínica sonrisa dibujada en los labios.

-Si…- pronuncio sin ánimo alguno -¿Dónde dormiré?-

-Lo estuve meditando y como solo hay una cama en esta habitación, espero hayas traído un futón por que hasta que no cambie de opinión dormirás en uno, pero no es tan malo, la alfombra es suave por si no has traído uno-

-Traje uno- ya había previsto que tal vez no la dejaría dormir con ella las primeras semanas.

-Bien, pues acomódate y bienvenida- dio media vuelta dirigiéndose a su cama y a ponerse el pijama para dormir dejando ahí parada a la otra pensando, ¿a que le estaba dando la bienvenida exactamente? Ya tenía una semana en la escuela, no podía ser a eso ¿acaso seria la bienvenida a su territorio? Y ¿Por qué se había mostrado tan normal después de haber rechazado a un chico apuesto hace unos minutos? Su mente solo formulaba pregunta tras pregunta sin darles respuesta pero confiaba en que las resolvería conforme avanzaran los días junto a aquella adolecente caprichosa, ya la había denominado con ese nombre.

Se acomodaba en el futón, un poco lejos de la cama por si a la otra se le olvidaba que tenía compañera, no la pisara al bajar. Ambas chicas tratando de conciliar el sueño por diferentes métodos pero al final con un buen resultado: lograron dormirse o eso parecía, Elisa aún seguía pensando en que le escribiría a sus padres en aquella carta…

02.Rencores del pasados: are que sufras como yo.

Elisa dejo su recorrido y regreso a donde le habían dicho, efectivamente ahí estaba la chica esperándola. Fue a la puerta de la bodega rápidamente para evitar preguntas por si alguien se acercaba.

-Viniste después de todo- cruzada de brazos.

-Sí, hicimos un trato ¿no?- trato de no parecer asustada.

-Que linda, hace mucho que no pruebo el cuerpo de una virgen- sonriendo lujuriosamente, daba marcha al “trato” que comenzó a desear más el cuerpo de su víctima acorralando a Elisa nuevamente contra la pared, besándola con dulzura y aflojando su uniforme para despojarla de todo lo que traía puesto, pareciera que enloquecería solo por el roce de sus labios, en verdad le gustaba la chica que no sabría hasta donde llegaría. La bodega era “especial” ya que se guardaban medicinas y tenían los colchones de las clases de deportes, Rebecca tenia previamente preparado un afrodisiaco liquido, preparaba uno todos los días, prevenía, dio final al beso y ordeno que se desvistiera quedándose en ropa interior mientras iba por el afrodisiaco pero pareciera que aquella chica no tenía la más mínima intención de escapar pero solo era por la beca, estaba asustada y sabía que estaba a punto de experimentar su primera vez con una chica, sin más pensaba en todo eso desvistiéndose cuando ve que regresa y le ordena nuevamente que tome lo que había en la botella, estaba a la mitad, era una botella de medio litro, no estaba llena, los afrodisiacos que preparaba eran potentes, no quería volver a una virgen una torpe necesitada de caricias, besos y adicta sexual por unas horas solamente.

-Deja un poco, no te lo tomes todo- fue consciente de que le aria efecto al instante y más fuerte de lo normal, tomando en cuenta su apariencia, Elisa no replico y tomo de la botella el liquido sabor fresa.

-Pero que lencería más sexy utilizas- observando y desnudándola con la mirada.

-Me siento algo rara- su cuerpo estaba poniéndose caliente, su rostro se sonrojaba, sus piernas temblaban un poco involuntariamente necesitando rozar su entre pierna.

-Fue más rápido de lo que creí- la llevo a un colchón que estaba más al fondo, se abalanzo sobre ella, besando su cuello y acariciando su vientre, bajo hacia sus pechos con la lengua y quitando el sujetador se dispuso a lamerlos y jugar con ellos causando que aquella chica se retorciera, el afrodisiaco estaba por todo su cuerpo, necesitaba caricias más intensas, necesitaba tocarla también, no sabía que le ocurría pero no soporto y acariciaba el trasero de Rebecca la cual se percato de que era hora de subir la intensidad, la abrazo y susurrándole al oído “te are sentir en el cielo pequeña~” bajo rápidamente su mano hacia la entrepierna de Elisa penetrando directamente con dos dedos mientras que se estimulaba sola con la pierna de Elisa la cual ya estaba muy mojada y pareciera que le encantaba sentir el sexo y fluidos de su “violadora” en su pierna, Rebecca aumentaba la intensidad abajo y lamiendo su cuello, sus pechos, su vientre, todo su cuerpo haciendo que la otra moviera su pierna involuntariamente por las caricias estimulando el sexo de la otra aunque fuera por encima de la ropa interior.

-¡M…mas! ¡¡Más rápido y...d…duro!!- suplicaba entre gemidos la pequeña de cabello oscuro, Rebecca estaba totalmente extasiada de oír aquellas palabras así que hizo lo que quería aunque…

-¡Haa! Eso…duele Rebecca- pero al decirlo una gran sonrisa se dibujaba en su rostro y termino teniendo un orgasmo, le encantaba, le gustaba que doliera, el dolor la excitaba más, Rebecca al sentir sus fluidos salir no respondió y mordía su cuello, mordía su cuerpo como marcando lo que era suyo y no pretendía compartir con nadie más al darse cuenta que le gustaba el dolor, estaba enloqueciendo a la pequeña Elisa con esas caricias que la hacían gemir sonora y desenfrenadamente, repetía “Más, más, Rebecca, dame más” era música para la mayor el oír su nombre entre suplicas pero la dejo deseosa, paro antes de que acabara por segunda vez sentándose en el colchón y viendo como respiraba agitadamente el sudoroso y mojado cuerpo de su víctima.

-Ya disfrutaste, fui gentil contigo pero ahora yo quiero que me hagas gozar pequeña- indicándole con un dedo que viniera, la tenía con piernas y manos en el colchón viéndola, esperando acatar sus ordenes, acaricio su cabello y dándole un beso fugaz ordeno que hiciera lo que le plazca con su cuerpo, le daría el privilegio de disponer de su cuerpo, la dueña se volvió el juguete de su juguete.

Elisa la veía, le quito la ropa y observaba el cuerpo que tenía enfrente, le sorprendía el tamaño de sus pechos, eran perfectos, ni muy grandes ni muy chicos, perfectos y listos para devorar.

Rebecca nunca había estado antes a merced total de uno de sus “juguetes”, siempre les ordenaba lo que debían de hacer y cómo debían tocarla y en caso de hacer algo mal serian sancionadas, era cierto que solo usaba mujeres para placeres prohibidos, las veía más fáciles de manipular que el manipular a un hombre. Ella no eligió a Elisa solo al azar ni el destino, vivían en el mismo vecindario hace unos años cuando cursaba segundo grado de secundaria y Elisa el primer grado, la observaba de lejos y la quería en secreto, solo una vez se toparon frente a frente pero no se dijeron nada, el tiempo paso y nunca pudo hablarle; tercero de secundaria y se había vuelto una arpía con los demás y fijaba sus lujuriosas manos en las chicas más lindas de su clase y la escuela, había “violado” a más de una chica en la secundaria, solo lo hizo para armarse de valor, si podía “violar” a una chica que encontrara casualmente en un lugar solitario ¿Por qué no podría simplemente hablarle a la chica que en verdad le gustaba? Efectivamente el saciar deseos con inocentes chicas y hablarle a la persona de la que gustas, son cosas muy diferentes.

Sus recuerdos y la realidad no parecían concuerdar del todo, ya había logrado hablarle, tocarla pero no confesarse ¿aun siente algo por ella? O ¿es venganza del nunca haber podido hablarle?, fuera lo que fuera no se dejaba ver débil ante la persona que tenía enfrente, de nuevo hundida en recuerdos, la amaba inocentemente hasta que fue descubriendo los “placeres de la vida” y se tocaba imaginando que Elisa lo hacía e incluso cuando se le dio una segunda oportunidad siendo su “guía” en un evento escolar simplemente no pudo decir gran cosa, tartamudeaba demasiado y los “lindos” comentarios de la menor hacia ella la ruborizaban.

-Te ves linda con el uniforme- sonreía dulcemente

-Gracias…- como pudo la mayor respondió y la guiaba por donde le correspondía, a cada cosa que pasaba la menor pareciera que coqueteaba con ella, la tomaba de la mano y le esbozaba una gran sonrisa a cada mirada que amabas se daban a la vez, Rebecca pensaba que podría ser su oportunidad, que esta segunda oportunidad la aprovecharía sin embargo…al termino del tour Elisa solo se despidió amablemente sin la menor importancia en pedirle su número, mail o alguna cosa el cómo seguir en contacto, evidentemente Rebecca de deprimió y quedo ese rencor en su corazón, fue creciendo sin darse cuenta hasta convertirse en la arpía que era ahora.

La pequeña extasiada del momento decidió comenzar probando los pechos de la castaña, no sabía qué hacer, así que lamia algo apenada y mordía en momentos, esas débiles mordiditas en los pechos hacían gemir a la superior porque no estaba acostumbrada a mordidas que no fueran más que en el cuello. Sus recuerdos la hicieron sacar una lágrima de la que su acompañante no se percato pero aun así, disimulaba el estar recordando tales cosas.

-Deseo que me toques- dirigió la mano de aquella extasiada chica hacia su caliente sexo.

-Esta algo…caliente- inocentemente dio su comentario al sentir el mojado y caliente sexo de Rebecca por sobre la ropa interior, nunca se había tocado a ella misma por eso le pareció extraño.

-Está caliente por ti, quiere que lo mimes salvajemente- seduciéndola con la voz y un rostro sonrojado que excitaba más a Elisa la cual empezó acariciando lentamente sobre la ropa interior para luego quitársela y empezar a penetrar con unos cuantos dedos tratando de hallar el punto perfecto en donde debería estimular a su “ama”, podía oír sus gemidos pero sin mucho éxito hasta que empezó a hacerlo fuertemente pero tratando de no lastimarla, se oían más intensos aquellos gemidos pero al tocar cierto punto Rebecca no pudo evitar soltar el gemido más placentero de su vida.

-Con que acá te gusta…- con ese tipo de caricias aunque intensas sabía que no lograría hacerla acabar pronto, trago saliva y se acerco al oído de la superior

-Disculpa lo que estoy a punto de hacer pero estoy segura de que te encantara~- dio un pequeño mordisco al lóbulo de la oreja, recostándola y bajando sigilosamente, Rebecca solo podía sentir su respiración que pasaba por todo su cuerpo, un escalofrió la recorrió de pies a cabeza al sentirla cerca de su intimidad, guardo silencio y espero a que la otra actuara.

-Nunca he hecho esto antes pero…- se aventuro a lamer el punto que proporcionaba más placer a su violadora, lamia como si fuera un dulce, besaba con delicadeza, parecía una experta del oral, penetraba aquel lugar con su lengua, haciendo un poco de ruido por los fluidos pero era opacado por los gritos, gemidos y jadeos de Rebecca, estaba enloqueciendo con esas caricias, había hecho que más de una le aplicara orales pero todas eran demasiado torpes que apenas lograban hacerlo bien como para que se disfrutara un poco pero Elisa, Elisa le provocaba sensaciones que nunca pensó experimentar en un acto sin amor y únicamente llevado a cabo por el deseo.

-Eres toda una experta- alcanzo a decir Rebecca la cual estaba aferrada fuertemente al colchón, no recordaba cuando fue la última vez que le habían hecho sentir tan bien, ni ella misma poseía juguete sexual que le proporcionara caricias similares a las de ahora pero estaba dejando que esa pequeña “traidora” tomara demasiado las riendas del asunto, saco fuerzas para aferrarse a la espalda de la menor, acariciándola y rasguñando un poco , bajo la mirada que tenia posada en el techo para ver el rostro de Elisa, era una imagen totalmente sexy, la persona que había amado en secreto durante años se encontraba lamiendo satisfactoriamente su intimidad, esta imagen la hizo llegar al clímax mojando el rostro de la pequeña el cual se levanto y la vio a la cara.

-Me encanta esa imagen de ti, no te muevas- Rebecca sacando una cámara para tomar una fotografía, desnuda y mojada con sus fluidos.

-Uh…no creo que sea buena idea tomar fotos- en un tono muy nervioso alcanzó a decir.

-Descuida, de mi no saldrán. Ahora posa para mí- Había dado tiempo de ser la victima ahora la trataría como el juguete que tenía en mente desde el principio. Elisa obedecía y posaba como se le pedía mientras era fotografiada.

-Bésame, muérdeme el cuello y lame mi intimidad- Ordenando una secuencia ruborizando a su compañera; fotografiaba miles de prospectivas besándose, tocándose, mordiéndose y al final lo que más deseaba y curiosamente tampoco se negó a esas fotografías.

-Eres una chica muy obediente, me calientas demasiado, pero, esto aun está comenzando- besando la mejilla de la otra –vístete, te espero en la noche, habitación 204, tu nueva habitación- fríamente arreglándose el uniforme.

-Pero ya me han asignado y es el 78, los doscientos para arriba solo son de tercer semestre y yo apenas voy en primero-

-No importa, esa será tu nueva habitación y nadie podrá decir nada al respecto- ajustándose la corbata aun en su tono frio y semblante serio.

-Está bien señorita Edwidge- temerosa al responder pero también ajustándose la corbata. Se aseguraron de que nadie pasara por ahí para salir rápidamente de la bodega.

-Mañana por la mañana ten por seguro que tendrás esa beca del 100%, claro, siempre y cuando sigas siendo mi juguetito- soltando una risa traviesa al final de la oración.

-Bueno…hasta luego- dando media vuelta y dirigiendo a hacer sus maletas para cambiarse de habitación, una vez que estaba lejos Rebecca se dirigía a la suya manteniendo una plática con ella misma.

-Sigues siendo la misma malagradecida de hace dos años…- al notar que no dijo nada como “me ha gustado” “espero repetirlo pronto” tal vez un sonrojo pero ¡NADA!

-Ya are que me supliques por más…me amaras, te enamoraras de mi y lo mantendrás en secreto, así como yo hice contigo…- volviendo su mano en puño y apretando con fuerza.

-Desearas nunca haber conocido los placeres prohibidos de la vida junto a mi- si tan solo se hubiera sonrojado un poco al despedirse Rebecca no estaría planeando todo eso, en verdad quería venganza por aquellos sentimientos no correspondidos en el pasado.

Si te gusta el yuri y más con lemon, romance y drama, deves seguir esta historia.


Seguidores