02.Rencores del pasados: are que sufras como yo.

Elisa dejo su recorrido y regreso a donde le habían dicho, efectivamente ahí estaba la chica esperándola. Fue a la puerta de la bodega rápidamente para evitar preguntas por si alguien se acercaba.

-Viniste después de todo- cruzada de brazos.

-Sí, hicimos un trato ¿no?- trato de no parecer asustada.

-Que linda, hace mucho que no pruebo el cuerpo de una virgen- sonriendo lujuriosamente, daba marcha al “trato” que comenzó a desear más el cuerpo de su víctima acorralando a Elisa nuevamente contra la pared, besándola con dulzura y aflojando su uniforme para despojarla de todo lo que traía puesto, pareciera que enloquecería solo por el roce de sus labios, en verdad le gustaba la chica que no sabría hasta donde llegaría. La bodega era “especial” ya que se guardaban medicinas y tenían los colchones de las clases de deportes, Rebecca tenia previamente preparado un afrodisiaco liquido, preparaba uno todos los días, prevenía, dio final al beso y ordeno que se desvistiera quedándose en ropa interior mientras iba por el afrodisiaco pero pareciera que aquella chica no tenía la más mínima intención de escapar pero solo era por la beca, estaba asustada y sabía que estaba a punto de experimentar su primera vez con una chica, sin más pensaba en todo eso desvistiéndose cuando ve que regresa y le ordena nuevamente que tome lo que había en la botella, estaba a la mitad, era una botella de medio litro, no estaba llena, los afrodisiacos que preparaba eran potentes, no quería volver a una virgen una torpe necesitada de caricias, besos y adicta sexual por unas horas solamente.

-Deja un poco, no te lo tomes todo- fue consciente de que le aria efecto al instante y más fuerte de lo normal, tomando en cuenta su apariencia, Elisa no replico y tomo de la botella el liquido sabor fresa.

-Pero que lencería más sexy utilizas- observando y desnudándola con la mirada.

-Me siento algo rara- su cuerpo estaba poniéndose caliente, su rostro se sonrojaba, sus piernas temblaban un poco involuntariamente necesitando rozar su entre pierna.

-Fue más rápido de lo que creí- la llevo a un colchón que estaba más al fondo, se abalanzo sobre ella, besando su cuello y acariciando su vientre, bajo hacia sus pechos con la lengua y quitando el sujetador se dispuso a lamerlos y jugar con ellos causando que aquella chica se retorciera, el afrodisiaco estaba por todo su cuerpo, necesitaba caricias más intensas, necesitaba tocarla también, no sabía que le ocurría pero no soporto y acariciaba el trasero de Rebecca la cual se percato de que era hora de subir la intensidad, la abrazo y susurrándole al oído “te are sentir en el cielo pequeña~” bajo rápidamente su mano hacia la entrepierna de Elisa penetrando directamente con dos dedos mientras que se estimulaba sola con la pierna de Elisa la cual ya estaba muy mojada y pareciera que le encantaba sentir el sexo y fluidos de su “violadora” en su pierna, Rebecca aumentaba la intensidad abajo y lamiendo su cuello, sus pechos, su vientre, todo su cuerpo haciendo que la otra moviera su pierna involuntariamente por las caricias estimulando el sexo de la otra aunque fuera por encima de la ropa interior.

-¡M…mas! ¡¡Más rápido y...d…duro!!- suplicaba entre gemidos la pequeña de cabello oscuro, Rebecca estaba totalmente extasiada de oír aquellas palabras así que hizo lo que quería aunque…

-¡Haa! Eso…duele Rebecca- pero al decirlo una gran sonrisa se dibujaba en su rostro y termino teniendo un orgasmo, le encantaba, le gustaba que doliera, el dolor la excitaba más, Rebecca al sentir sus fluidos salir no respondió y mordía su cuello, mordía su cuerpo como marcando lo que era suyo y no pretendía compartir con nadie más al darse cuenta que le gustaba el dolor, estaba enloqueciendo a la pequeña Elisa con esas caricias que la hacían gemir sonora y desenfrenadamente, repetía “Más, más, Rebecca, dame más” era música para la mayor el oír su nombre entre suplicas pero la dejo deseosa, paro antes de que acabara por segunda vez sentándose en el colchón y viendo como respiraba agitadamente el sudoroso y mojado cuerpo de su víctima.

-Ya disfrutaste, fui gentil contigo pero ahora yo quiero que me hagas gozar pequeña- indicándole con un dedo que viniera, la tenía con piernas y manos en el colchón viéndola, esperando acatar sus ordenes, acaricio su cabello y dándole un beso fugaz ordeno que hiciera lo que le plazca con su cuerpo, le daría el privilegio de disponer de su cuerpo, la dueña se volvió el juguete de su juguete.

Elisa la veía, le quito la ropa y observaba el cuerpo que tenía enfrente, le sorprendía el tamaño de sus pechos, eran perfectos, ni muy grandes ni muy chicos, perfectos y listos para devorar.

Rebecca nunca había estado antes a merced total de uno de sus “juguetes”, siempre les ordenaba lo que debían de hacer y cómo debían tocarla y en caso de hacer algo mal serian sancionadas, era cierto que solo usaba mujeres para placeres prohibidos, las veía más fáciles de manipular que el manipular a un hombre. Ella no eligió a Elisa solo al azar ni el destino, vivían en el mismo vecindario hace unos años cuando cursaba segundo grado de secundaria y Elisa el primer grado, la observaba de lejos y la quería en secreto, solo una vez se toparon frente a frente pero no se dijeron nada, el tiempo paso y nunca pudo hablarle; tercero de secundaria y se había vuelto una arpía con los demás y fijaba sus lujuriosas manos en las chicas más lindas de su clase y la escuela, había “violado” a más de una chica en la secundaria, solo lo hizo para armarse de valor, si podía “violar” a una chica que encontrara casualmente en un lugar solitario ¿Por qué no podría simplemente hablarle a la chica que en verdad le gustaba? Efectivamente el saciar deseos con inocentes chicas y hablarle a la persona de la que gustas, son cosas muy diferentes.

Sus recuerdos y la realidad no parecían concuerdar del todo, ya había logrado hablarle, tocarla pero no confesarse ¿aun siente algo por ella? O ¿es venganza del nunca haber podido hablarle?, fuera lo que fuera no se dejaba ver débil ante la persona que tenía enfrente, de nuevo hundida en recuerdos, la amaba inocentemente hasta que fue descubriendo los “placeres de la vida” y se tocaba imaginando que Elisa lo hacía e incluso cuando se le dio una segunda oportunidad siendo su “guía” en un evento escolar simplemente no pudo decir gran cosa, tartamudeaba demasiado y los “lindos” comentarios de la menor hacia ella la ruborizaban.

-Te ves linda con el uniforme- sonreía dulcemente

-Gracias…- como pudo la mayor respondió y la guiaba por donde le correspondía, a cada cosa que pasaba la menor pareciera que coqueteaba con ella, la tomaba de la mano y le esbozaba una gran sonrisa a cada mirada que amabas se daban a la vez, Rebecca pensaba que podría ser su oportunidad, que esta segunda oportunidad la aprovecharía sin embargo…al termino del tour Elisa solo se despidió amablemente sin la menor importancia en pedirle su número, mail o alguna cosa el cómo seguir en contacto, evidentemente Rebecca de deprimió y quedo ese rencor en su corazón, fue creciendo sin darse cuenta hasta convertirse en la arpía que era ahora.

La pequeña extasiada del momento decidió comenzar probando los pechos de la castaña, no sabía qué hacer, así que lamia algo apenada y mordía en momentos, esas débiles mordiditas en los pechos hacían gemir a la superior porque no estaba acostumbrada a mordidas que no fueran más que en el cuello. Sus recuerdos la hicieron sacar una lágrima de la que su acompañante no se percato pero aun así, disimulaba el estar recordando tales cosas.

-Deseo que me toques- dirigió la mano de aquella extasiada chica hacia su caliente sexo.

-Esta algo…caliente- inocentemente dio su comentario al sentir el mojado y caliente sexo de Rebecca por sobre la ropa interior, nunca se había tocado a ella misma por eso le pareció extraño.

-Está caliente por ti, quiere que lo mimes salvajemente- seduciéndola con la voz y un rostro sonrojado que excitaba más a Elisa la cual empezó acariciando lentamente sobre la ropa interior para luego quitársela y empezar a penetrar con unos cuantos dedos tratando de hallar el punto perfecto en donde debería estimular a su “ama”, podía oír sus gemidos pero sin mucho éxito hasta que empezó a hacerlo fuertemente pero tratando de no lastimarla, se oían más intensos aquellos gemidos pero al tocar cierto punto Rebecca no pudo evitar soltar el gemido más placentero de su vida.

-Con que acá te gusta…- con ese tipo de caricias aunque intensas sabía que no lograría hacerla acabar pronto, trago saliva y se acerco al oído de la superior

-Disculpa lo que estoy a punto de hacer pero estoy segura de que te encantara~- dio un pequeño mordisco al lóbulo de la oreja, recostándola y bajando sigilosamente, Rebecca solo podía sentir su respiración que pasaba por todo su cuerpo, un escalofrió la recorrió de pies a cabeza al sentirla cerca de su intimidad, guardo silencio y espero a que la otra actuara.

-Nunca he hecho esto antes pero…- se aventuro a lamer el punto que proporcionaba más placer a su violadora, lamia como si fuera un dulce, besaba con delicadeza, parecía una experta del oral, penetraba aquel lugar con su lengua, haciendo un poco de ruido por los fluidos pero era opacado por los gritos, gemidos y jadeos de Rebecca, estaba enloqueciendo con esas caricias, había hecho que más de una le aplicara orales pero todas eran demasiado torpes que apenas lograban hacerlo bien como para que se disfrutara un poco pero Elisa, Elisa le provocaba sensaciones que nunca pensó experimentar en un acto sin amor y únicamente llevado a cabo por el deseo.

-Eres toda una experta- alcanzo a decir Rebecca la cual estaba aferrada fuertemente al colchón, no recordaba cuando fue la última vez que le habían hecho sentir tan bien, ni ella misma poseía juguete sexual que le proporcionara caricias similares a las de ahora pero estaba dejando que esa pequeña “traidora” tomara demasiado las riendas del asunto, saco fuerzas para aferrarse a la espalda de la menor, acariciándola y rasguñando un poco , bajo la mirada que tenia posada en el techo para ver el rostro de Elisa, era una imagen totalmente sexy, la persona que había amado en secreto durante años se encontraba lamiendo satisfactoriamente su intimidad, esta imagen la hizo llegar al clímax mojando el rostro de la pequeña el cual se levanto y la vio a la cara.

-Me encanta esa imagen de ti, no te muevas- Rebecca sacando una cámara para tomar una fotografía, desnuda y mojada con sus fluidos.

-Uh…no creo que sea buena idea tomar fotos- en un tono muy nervioso alcanzó a decir.

-Descuida, de mi no saldrán. Ahora posa para mí- Había dado tiempo de ser la victima ahora la trataría como el juguete que tenía en mente desde el principio. Elisa obedecía y posaba como se le pedía mientras era fotografiada.

-Bésame, muérdeme el cuello y lame mi intimidad- Ordenando una secuencia ruborizando a su compañera; fotografiaba miles de prospectivas besándose, tocándose, mordiéndose y al final lo que más deseaba y curiosamente tampoco se negó a esas fotografías.

-Eres una chica muy obediente, me calientas demasiado, pero, esto aun está comenzando- besando la mejilla de la otra –vístete, te espero en la noche, habitación 204, tu nueva habitación- fríamente arreglándose el uniforme.

-Pero ya me han asignado y es el 78, los doscientos para arriba solo son de tercer semestre y yo apenas voy en primero-

-No importa, esa será tu nueva habitación y nadie podrá decir nada al respecto- ajustándose la corbata aun en su tono frio y semblante serio.

-Está bien señorita Edwidge- temerosa al responder pero también ajustándose la corbata. Se aseguraron de que nadie pasara por ahí para salir rápidamente de la bodega.

-Mañana por la mañana ten por seguro que tendrás esa beca del 100%, claro, siempre y cuando sigas siendo mi juguetito- soltando una risa traviesa al final de la oración.

-Bueno…hasta luego- dando media vuelta y dirigiendo a hacer sus maletas para cambiarse de habitación, una vez que estaba lejos Rebecca se dirigía a la suya manteniendo una plática con ella misma.

-Sigues siendo la misma malagradecida de hace dos años…- al notar que no dijo nada como “me ha gustado” “espero repetirlo pronto” tal vez un sonrojo pero ¡NADA!

-Ya are que me supliques por más…me amaras, te enamoraras de mi y lo mantendrás en secreto, así como yo hice contigo…- volviendo su mano en puño y apretando con fuerza.

-Desearas nunca haber conocido los placeres prohibidos de la vida junto a mi- si tan solo se hubiera sonrojado un poco al despedirse Rebecca no estaría planeando todo eso, en verdad quería venganza por aquellos sentimientos no correspondidos en el pasado.

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Si te gusta el yuri y más con lemon, romance y drama, deves seguir esta historia.


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