01.Negociando con la señorita Edwidge.

Un instituto de millonarios, un 6% de alumnos becados y la mayoría victima de la más cruel chica que pudiera estudiar en aquella institución.

Rebecca Ewidge, la alumna más caprichosa y mimada que el instituto “Edwidge Institute” podía tener, de cabello castaño, ojos claros y una buena figura, siendo de su familia la institución, podía hacer casi cualquier cosa sin recibir castigo. Había “jugado” con más de un alumno, se había aburrido de sus “juguetes” y decidió ir en busca de uno nuevo, recorriendo los pasillos no encontraba alguno que la atrajera para lo que deseaba; los usaba para hacer sus tareas, ordenar su habitación, mandar recados, ir a sacar libros a la biblioteca, pareciera que tenia uno para cada capricho excepto para uno…pero cambio con la llegada de Elisa Azard.

Elisa Azard, una chica de cabello oscuro y ojos claros e igual de buena figura, podrá sonar a otra alumna rica del lugar, pero lo único que tiene de “rico” es su apellido, su familia estaba pasando dificultades pero pudo conseguir una beca del 90% en esa escuela, solo estaría un semestre por que no tenían para el pago de los demás… Elisa deseaba mucho superarse en ese instituto y sacar adelante a su familia pero ¿Cómo? Si no tenían dinero, la respuesta a sus problemas apareció cuando conoció a la señorita Edwidge en un encuentro casual en el baño.

Una tarde en que Elisa caminaba por los pasillos, explorando su nueva escuela nunca se imagino que ese paseo seria el que cambiaría su vida mientras este en ese instituto.

-Sí que es grande- caminando sin rumbo entre los pasillos.

-Me pregunto cómo serán los baños- noto que estaba cerca de uno y decidió entrar pero estaba distraída de lo que hacía que cuando entro choco con alguien que al parecer iba de salida.

-¡Disculpa!- dice la chica de cabellos oscuros sin ver con quien había chocado.

-…- la chica con la que choco se quedo viéndola, analizándola -¿eres la nueva?-

-Si…- se limito a dar una respuesta corta y precisa para evitar conflictos en sus primeros días, después de todo en ese tipo de lugares los que tienen dinero siempre ganan.

-Me sorprendes…nadie había ganado una beca del 90% en esta escuela- seguía sin revelar quién era.

-Aunque desearía que fuera completa…- con la vista baja respondió sin darse cuenta.

-¿Por qué? No es tan cara la colegiatura si solo pagas el 10%- mientras salían para hablar mejor en el pasillo.

-Mi familia no es de quien le sobre para pagar tanto…para nosotros es mucho- estaba dando demasiada información a la persona menos indicada. Hubo silencio hasta que…

-Podría hacer que fuera completa…- una pequeña sonrisa de diversión se dibujo en su rostro.

Elisa la veía escéptica, no podía creer en lo más mínimo que una alumna que apenas acababa de conocer le ofreciera eso ¿le daría dinero?, ¿Se lo pagaría?, ¿Qué sería? -¿Cómo?-

-Acepta ser mi juguete personal e incondicional y después negociaremos tu beca- la sonrisa se torno algo malvada.

-¿Disculpa?- se ofendió un poco, pues sabía que tarde o temprano algún rico la trataría así pero no lo esperaba de alguien que decidió entablar una conversación con ella.

-Parece que no sabes con quien estás hablando…-

-Realmente quisiera saberlo-

-Bien, me presentare- la chica de cabellos claros la vio fijamente y dijo: -Rebecca…Rebecca Edwidge- sin una palabra más, sin una palabra menos dejo paralizada a Elisa.

-Entonces eres… ¿la hija del director y fundador de la escuela, el señor Misael Edwidge?- se sentía muy nerviosa al saber con quien estuvo negociando esos minutos, una palabra de más y podría conllevarla a la expulsión.

-Exactamente, y bien ¿aceptas mi oferta señorita Azard?-

-¿Cómo sabes mi apellido?-

-Investigue tu expediente, hago eso con todos los becados que suenan interesantes- Elisa no sabía si sentirse alagada o sentir miedo, se quedo pensando, ella podía ser su pase a quedarse en esa escuela sin tener que pagar un solo centavo.

-En caso de que acepte y después de cierto tiempo decida arrepentirme… ¿sería capaz de hacer que me expulsen?- ese era el único temor de Elisa.

-No pero no prometo que tu estadía sea muy placentera-

Elisa trago saliva y dijo en un tono serio mientras la veía escondiendo el temor a la respuesta -¿Qué deseas que haga?-

-Como he dicho…mi juguete...eres muy linda y te quiero en mi colección- entrecerrando los ojos y acariciando su mejilla bajando hasta sus labios con el dedo anular, Elisa trago saliva nuevamente y respondió –Acepto- en un tono seco, ese que se escucha cuando sabe que se arrepentirá muy pronto.

-Perfecto-

-Pero ¿en qué consiste exactamente ser su “juguete”?- había aceptado algo sin saber lo que tenía que hacer, grave error.

-Ya lo veras muy pronto pequeña, una mínima demostración seria esto…- la acorralo en una esquina solitaria, acariciando su rostro, sonriendo. Se acerco lentamente para besarla dejando inmóvil a la pequeña. Rebecca acariciaba sus piernas mientras intensificaba la pasión en el beso.

-Eso es solo el principio- relamiendo sus labios, eso hace cuando se siente muy segura y algo le gusta.

No recibió respuesta pues no era necesaria, después de todo estaba dándole una idea de lo que vendría después.

-Si quieres, termina tu recorrido pero quiero verte afuera de esa bodega en dos horas- apuntando una bodega que casualmente estaba cerca.

Nuevamente sin respuesta solo asintió con la cabeza y fue a explorar un poco más la escuela, ahora al menos tenía en que pensar.

-Que encantadora, sabe que no puede negarse- Ahora sabe que sin esa beca del 100% era probable que no durara mucho tiempo en esa escuela pero Rebecca haría lo posible por que se quedara después de todo al verla en el expediente se le hacía familiar, le recordaba a alguien aunque solo pudo ver su apellido, el nombre estaba tapado y no podía mover los papeles si no su padre se daría cuenta de que estuvo revisando y casualmente solo expedientes de chicas eran los que revisaba, no quería levantas sospechas.

-Al menos es mujer… no quisiera estar comprometida en este tipo de situación con un hombre- nerviosa caminaba por los pasillos esperando a que pasaran las dos horas y volver a lo que parecería un camino sin retorno.

En verdad le esperaban muchas cosas a Elisa desde ese encuentro, que el pagar un 10% hubiera sido la mejor elección…

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