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Hitomi Z. Gasai. Con la tecnología de Blogger.
03.Bienvenida... ¿bienvenida a qué?
3:52 p. m. |
Publicado por
Hitomi MB |
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-Ahgm…- se escuchaban apenas pequeños gemidos fuera de la habitación número 78.
-Tóqueme…más- Pareciera que para la pequeña el juego no había acabo aun; apenas llego y se costo en la cama recordando lo que había sucedido que cuando menos se dio cuenta se estaba tocando, esa era la primera vez que lo hacía pero ya no tenía muchas fuerzas para hacerlo como quería, necesitaba a su ama, necesitaba que la tocase hasta hacerla sentir dolor y placer.
-Creo que este deseo tan intenso es mi castigo por haber pecado- se quejaba mientras se tocaba, no estaba enamorada ni nada por el estilo, simplemente era una virgen que aun no deseaba terminaba de probar aquellas sensaciones.
Elisa dejo de tocarse al estar a punto de quitarse la ropa, respiro hondo y trataba de normalizar su respiración tan agitada, antes de que su compañera de habitación o alguien entrara.
Fue a la ducha para refrescar su mente y sobre todo su cuerpo pero por alguna extraña razón que hasta ella desconoce mientras se desvestía para entrar a la tina, ella no se sentía “sucia” ni mucho menos “usada”, tal vez fuera porque en verdad le gusto, tal vez porque ella domino la gran parte de todo gracias al afrodisiaco. Ya relajada en la tina con los ojos cerrados meditaba lo sucedido: había pasado una semana desde su llegada en aquella institución, debía comunicarse con su familia y había conseguido la beca completa que tanto ansiaba desde el instante en el que piso las instalaciones. Por un lado estaba ansiosa de decirles a sus padres que lo había conseguido pero por otro, no podía decirles que se la gano aceptando ser el juguete o mejor dicho la perra de la hija del director.
-Ya veré que les digo…- se decía mientras se sumergía un poco más en la tina, hasta que el agua le llegara a tapar un poco la boca. Hundió su cuerpo en el agua y su mente en pensamientos.
-Rebecca… ¿Dónde habré escuchado antes ese nombre?- pareciera que el momento de cuando convivieron paseo por su mente unos segundos para desvanecerse en aquel mismo instante. Era imposible estarla confundiendo o que solo lo sepa por la escuela, ya que no sabía que el director tuviera hijos y mucho menos que estudiaran en sus propias instituciones.
Termino su ducha de relajación para verificar que no le faltara meter nada más en sus maletas, aunque no le agradaba la idea ya se había metido en aquello como para arrepentirse ahora pero de algún modo una parte muy en el fondo de ella, deseaba que la mayor le tocara en aquella parte de nuevo pero esta vez no quería que acabara tan rápido, como era la primera vez que exponía su cuerpo a estímulos sexuales, no resistió mucho lo que llevo a que acabara rápidamente.
-Pero en qué cosas estoy pensando, yo vine a estudiar y superarme para sacar adelante a mi familia, no a soportar los caprichos de una adolecente pervertida- lamentablemente por más que se lo repitiera ahora estaba obligada a soportar los caprichos de aquella adolecente, solo esperaba que no fuera un impedimento para poder centrarse del todo o lo más que pudiera en los estudios.
-Espero no volver a tocarme en su nombre nunca más, ni yo misma se como llegue a eso…- analizando la situación, era algo ilógico que lo hiciera en el nombre de Rebecca si no sentía ni el más mínimo sentimiento de afecto hacia esta –tal vez fue porque estaba recordando aquello- intentaba explicarse el porqué deseo seguir estar a su lado, tal vez solo fue en ese momento que el afrodisiaco no se había ido totalmente de su cuerpo, ciertamente aún seguía algo caliente pero lo suficientemente bajo como para disimular aquel leve rubor en sus mejillas.
-Desde ahora todo será a mi manera y sin compadecerme- anteriormente en la bodega, se había dejado llevar por su deseo reprimido de ser tocada por Elisa aunque finalmente recordó quien debería dominar a quien. Por un momento le parecía bueno tener una habitación absurdamente grande con una cama matrimonial, dado que no compartía esa habitación con nadie más pero ahora había hecho que Elisa fuera esa compañera que nunca tuvo y por la cama era más que obvio que dormirían juntas. Rebecca solamente se encontraba sentada en la orilla de la cama, pensando si dormirían juntas o le ordenaría dormir en un futón, que con la alfombra tan fina que poseía esa habitación aquello no era exactamente una tortura; al cabo de unos minutos recordó que tenia tarea y solo había salido a dar un paseo rápido. Buscando en su mochila encontró la carta que había recibido o más bien encontrado en medio de la habitación esa mañana, un chico locamente enamorado de ella, uno de tantos chicos que harían hasta lo imposible por ser novios de Rebecca.
-Darius, Darius, eres todo un poeta pero careces de valor…que lastima, de habérmela entregado tu, tal vez solo tal vez estarías siendo mi novio ahora- se decía mientras volvía a meter la carta en el sobre y la ponía en una caja que contenía las demás cartas que habían sido enviadas o dadas por varios chicos, se aburría de solo ver esa caja, dejo de sentir emoción al recibir una carta desde que recibía al menos dos por semana, a menos que la persona le gustara Rebecca no sentiría ninguna emoción solo curiosidad por saber que le habrían escrito esta vez… guardando la caja con las cartas para disponerse a hacer tarea, no era mucha pero aunque no le gustara la materia, no tenia opción si deseaba pasarla, recostada en su cama haciendo tarea mientras oía operas, selectas ya que solo algunas llamaban su atención, composiciones de todo tipo junto con aquellos covers de guitarra, piano o violín que tanto le encantaba oír pero que no implicaran voz o si lo hacían que fuera melodiosa como en una ópera, esa imagen era la digna de una señorita de su clase, no la de estar saliendo a hurtadillas de una bodega.
Pasaban las horas, lentas para la chica de cabellos castaños y eternas para la de cabellos oscuros, una quería acabar lo más pronto posible con aquella tediosa tarea de ciencias mientras que la otra no esperaba el momento de ir a su tortura, aunque Elisa solo ha conocido a la Rebecca insaciable en la cama pero el convivir con ella la haría verla de otra forma.
-Al fin~ ¡acabe!- recostándose boca arriba con los brazos extendidos sobre la cama mientras su laptop reproducía la melodía Requiem de Mozart, la uso como MP3 ya que su tarea era a mano, esa melodía la adormecía en las partes lentas y la hacía sentirse viva en las partes rápidas o simplemente no tan lentas, las melodías de Mozart sacaban su ego de alguna manera, oírlas le causaba la sensación de tener miles de sirvientes a su merced. Termino cerrando los ojos, estaba relajada cuando su burbuja de mundo perfecto se rompió al oír que alguien tocaba a la puerta, no fue mucha sorpresa al ver a su víctima con sus maletas frente a su habitación, la hizo pasar y dejo que acomodara sus cosas mientras iba a dar un paseo, el que siempre iba a dar al invernadero después de acabar su tarea solo si le quedaba suficiente tiempo antes del toque de queda.
La menor se encontraba ahora en la inmensa habitación de su ahora ama, estaba desempacando cuando se percato de que Rebecca dejo su laptop prendida o mejor dicho empezó a oír la música que esta estaba escuchando, no le disgustaba pero la dejaba pensando.
-Una chica como Rebecca ¿escuchando música clásica?- desempacando empezó a creer que tal vez solo era para concentrarse más en su tarea, dedujo esto al ver las libretas y libros en su cama pero al final todo la conducía a que ella pertenecía a esa clase social. Se dejo de dudas ocasionales y acelero un poco en desempacar, mañana mismo tenía que haber enviado ya una carta a sus padres al igual que haber inventado el cómo se gano aquella beca.
Acabo de desempacar cuando escucho que alguien tocaba a la puerta, por educación y curiosidad abrió encontrándose con un chico ni alto ni bajo de una piel aparentemente suave, ojos oscuros como su cabello que era corto y estaba peinado perfectamente hacia atrás.
-Uh…pensaba que la señorita Edwidge no tenia compañera de habitación o… ¿acaso me he equivocado de habitación?- pregunto un poco confundido el chico, tenía la mano en la nuca.
-No, estas bien, hoy me he convertido en su compañera pero ella salió, en verdad no se a donde- quería que se fuera, la intimidaba un poco que aquel chico fuera algo apuesto.
-Por cierto no recuerdo haberte visto antes ¿eres nueva?- seguía en ese tono tan relajado y grave que ponía nerviosa a Elisa.
-Si…yo bueno…gracias a una beca es que estoy acá- ruborizándose un poco al admitirlo.
-¡Oh! Tu eres la becada de aquel promedio increíble, mucho gusto, soy Edmond, Darius Edmond y ¿con quién tengo el placer?- bajando la mano de su nuca y ofreciéndosela.
-Azard, Elisa Azard, mucho gusto- estrechando la mano de Darius.
-No sabía que eras de tercer semestre-
-Bueno, en realidad soy de primero pero la señorita Edwidge me ofreció el ser su compañera de habitación- estaba diciendo la verdad pero desde otra manera, así que no le estaba mintiendo del todo al apuesto chico.
-Valla, bueno solo venia a preguntarle algo a Rebecca, dile que vine por favor... por cierto, cualquier problema que tengas, puedes contar conmigo- guiñándole un ojo y apuntándose con el pulgar, Elisa solo asintió con la cabeza y observaba como Darius se iba, sus ojos color miel se iluminaron al saber que había conocido por fin a una persona amable y que resultara ser un chico tan apuesto, ese brillo se esfumaría pronto…
-¿Ah?- Elisa quería seguir viendo a Darius hasta que se perdiera por la distancia así que alcanzo a ver que se topo en el camino con Rebecca, entablaron una conversación un tanto rápida que termino en un chico yéndose cabizbajo hacia su dormitorio y en una chica aproximándose con aires de superioridad.
-¿Qué haces en la puerta?-
-Ah, solo me despedía del joven Edmond el cual veo la encontró a tiempo, vino buscándola-
-Sí, justo a tiempo para oír el rechazo-
-¿A qué se refiere?-
-Se me ha declarado pero por ahora no me interesa tener novio…- Rebecca entro en la habitación junto con Elisa, cerrando la puerta tras ellas relamió sus labios mientras veía a Elisa –por ahora solo me interesas…tú- dijo acariciando el rostro y apagando el brillo de los ojos de la menor, le había gustado Darius.
-Noto que aquel brillo que tenías hace unos momentos se ha desvanecido, es que ¿acaso te atrae Darius?- Rebecca estaba jugando con el cabello lacio y no muy largo de Elisa.
-Algo así…me trato muy bien-
-Así es Edmond- sentencio tantas cosas en esa pequeña frase, Elisa poso su mirada en el suelo, era evidente que solo me trato así por educación y no por que en verdad se sintiera diferente conmigo
-Lamento decepcionarte pequeña, por ahora todo lo que puedes hacer es dormir- realmente estaba satisfecha de verla decepcionada, al final de su oración tenía una cínica sonrisa dibujada en los labios.
-Si…- pronuncio sin ánimo alguno -¿Dónde dormiré?-
-Lo estuve meditando y como solo hay una cama en esta habitación, espero hayas traído un futón por que hasta que no cambie de opinión dormirás en uno, pero no es tan malo, la alfombra es suave por si no has traído uno-
-Traje uno- ya había previsto que tal vez no la dejaría dormir con ella las primeras semanas.
-Bien, pues acomódate y bienvenida- dio media vuelta dirigiéndose a su cama y a ponerse el pijama para dormir dejando ahí parada a la otra pensando, ¿a que le estaba dando la bienvenida exactamente? Ya tenía una semana en la escuela, no podía ser a eso ¿acaso seria la bienvenida a su territorio? Y ¿Por qué se había mostrado tan normal después de haber rechazado a un chico apuesto hace unos minutos? Su mente solo formulaba pregunta tras pregunta sin darles respuesta pero confiaba en que las resolvería conforme avanzaran los días junto a aquella adolecente caprichosa, ya la había denominado con ese nombre.
Se acomodaba en el futón, un poco lejos de la cama por si a la otra se le olvidaba que tenía compañera, no la pisara al bajar. Ambas chicas tratando de conciliar el sueño por diferentes métodos pero al final con un buen resultado: lograron dormirse o eso parecía, Elisa aún seguía pensando en que le escribiría a sus padres en aquella carta…
-Tóqueme…más- Pareciera que para la pequeña el juego no había acabo aun; apenas llego y se costo en la cama recordando lo que había sucedido que cuando menos se dio cuenta se estaba tocando, esa era la primera vez que lo hacía pero ya no tenía muchas fuerzas para hacerlo como quería, necesitaba a su ama, necesitaba que la tocase hasta hacerla sentir dolor y placer.
-Creo que este deseo tan intenso es mi castigo por haber pecado- se quejaba mientras se tocaba, no estaba enamorada ni nada por el estilo, simplemente era una virgen que aun no deseaba terminaba de probar aquellas sensaciones.
Elisa dejo de tocarse al estar a punto de quitarse la ropa, respiro hondo y trataba de normalizar su respiración tan agitada, antes de que su compañera de habitación o alguien entrara.
Fue a la ducha para refrescar su mente y sobre todo su cuerpo pero por alguna extraña razón que hasta ella desconoce mientras se desvestía para entrar a la tina, ella no se sentía “sucia” ni mucho menos “usada”, tal vez fuera porque en verdad le gusto, tal vez porque ella domino la gran parte de todo gracias al afrodisiaco. Ya relajada en la tina con los ojos cerrados meditaba lo sucedido: había pasado una semana desde su llegada en aquella institución, debía comunicarse con su familia y había conseguido la beca completa que tanto ansiaba desde el instante en el que piso las instalaciones. Por un lado estaba ansiosa de decirles a sus padres que lo había conseguido pero por otro, no podía decirles que se la gano aceptando ser el juguete o mejor dicho la perra de la hija del director.
-Ya veré que les digo…- se decía mientras se sumergía un poco más en la tina, hasta que el agua le llegara a tapar un poco la boca. Hundió su cuerpo en el agua y su mente en pensamientos.
-Rebecca… ¿Dónde habré escuchado antes ese nombre?- pareciera que el momento de cuando convivieron paseo por su mente unos segundos para desvanecerse en aquel mismo instante. Era imposible estarla confundiendo o que solo lo sepa por la escuela, ya que no sabía que el director tuviera hijos y mucho menos que estudiaran en sus propias instituciones.
Termino su ducha de relajación para verificar que no le faltara meter nada más en sus maletas, aunque no le agradaba la idea ya se había metido en aquello como para arrepentirse ahora pero de algún modo una parte muy en el fondo de ella, deseaba que la mayor le tocara en aquella parte de nuevo pero esta vez no quería que acabara tan rápido, como era la primera vez que exponía su cuerpo a estímulos sexuales, no resistió mucho lo que llevo a que acabara rápidamente.
-Pero en qué cosas estoy pensando, yo vine a estudiar y superarme para sacar adelante a mi familia, no a soportar los caprichos de una adolecente pervertida- lamentablemente por más que se lo repitiera ahora estaba obligada a soportar los caprichos de aquella adolecente, solo esperaba que no fuera un impedimento para poder centrarse del todo o lo más que pudiera en los estudios.
-Espero no volver a tocarme en su nombre nunca más, ni yo misma se como llegue a eso…- analizando la situación, era algo ilógico que lo hiciera en el nombre de Rebecca si no sentía ni el más mínimo sentimiento de afecto hacia esta –tal vez fue porque estaba recordando aquello- intentaba explicarse el porqué deseo seguir estar a su lado, tal vez solo fue en ese momento que el afrodisiaco no se había ido totalmente de su cuerpo, ciertamente aún seguía algo caliente pero lo suficientemente bajo como para disimular aquel leve rubor en sus mejillas.
-Desde ahora todo será a mi manera y sin compadecerme- anteriormente en la bodega, se había dejado llevar por su deseo reprimido de ser tocada por Elisa aunque finalmente recordó quien debería dominar a quien. Por un momento le parecía bueno tener una habitación absurdamente grande con una cama matrimonial, dado que no compartía esa habitación con nadie más pero ahora había hecho que Elisa fuera esa compañera que nunca tuvo y por la cama era más que obvio que dormirían juntas. Rebecca solamente se encontraba sentada en la orilla de la cama, pensando si dormirían juntas o le ordenaría dormir en un futón, que con la alfombra tan fina que poseía esa habitación aquello no era exactamente una tortura; al cabo de unos minutos recordó que tenia tarea y solo había salido a dar un paseo rápido. Buscando en su mochila encontró la carta que había recibido o más bien encontrado en medio de la habitación esa mañana, un chico locamente enamorado de ella, uno de tantos chicos que harían hasta lo imposible por ser novios de Rebecca.
-Darius, Darius, eres todo un poeta pero careces de valor…que lastima, de habérmela entregado tu, tal vez solo tal vez estarías siendo mi novio ahora- se decía mientras volvía a meter la carta en el sobre y la ponía en una caja que contenía las demás cartas que habían sido enviadas o dadas por varios chicos, se aburría de solo ver esa caja, dejo de sentir emoción al recibir una carta desde que recibía al menos dos por semana, a menos que la persona le gustara Rebecca no sentiría ninguna emoción solo curiosidad por saber que le habrían escrito esta vez… guardando la caja con las cartas para disponerse a hacer tarea, no era mucha pero aunque no le gustara la materia, no tenia opción si deseaba pasarla, recostada en su cama haciendo tarea mientras oía operas, selectas ya que solo algunas llamaban su atención, composiciones de todo tipo junto con aquellos covers de guitarra, piano o violín que tanto le encantaba oír pero que no implicaran voz o si lo hacían que fuera melodiosa como en una ópera, esa imagen era la digna de una señorita de su clase, no la de estar saliendo a hurtadillas de una bodega.
Pasaban las horas, lentas para la chica de cabellos castaños y eternas para la de cabellos oscuros, una quería acabar lo más pronto posible con aquella tediosa tarea de ciencias mientras que la otra no esperaba el momento de ir a su tortura, aunque Elisa solo ha conocido a la Rebecca insaciable en la cama pero el convivir con ella la haría verla de otra forma.
-Al fin~ ¡acabe!- recostándose boca arriba con los brazos extendidos sobre la cama mientras su laptop reproducía la melodía Requiem de Mozart, la uso como MP3 ya que su tarea era a mano, esa melodía la adormecía en las partes lentas y la hacía sentirse viva en las partes rápidas o simplemente no tan lentas, las melodías de Mozart sacaban su ego de alguna manera, oírlas le causaba la sensación de tener miles de sirvientes a su merced. Termino cerrando los ojos, estaba relajada cuando su burbuja de mundo perfecto se rompió al oír que alguien tocaba a la puerta, no fue mucha sorpresa al ver a su víctima con sus maletas frente a su habitación, la hizo pasar y dejo que acomodara sus cosas mientras iba a dar un paseo, el que siempre iba a dar al invernadero después de acabar su tarea solo si le quedaba suficiente tiempo antes del toque de queda.
La menor se encontraba ahora en la inmensa habitación de su ahora ama, estaba desempacando cuando se percato de que Rebecca dejo su laptop prendida o mejor dicho empezó a oír la música que esta estaba escuchando, no le disgustaba pero la dejaba pensando.
-Una chica como Rebecca ¿escuchando música clásica?- desempacando empezó a creer que tal vez solo era para concentrarse más en su tarea, dedujo esto al ver las libretas y libros en su cama pero al final todo la conducía a que ella pertenecía a esa clase social. Se dejo de dudas ocasionales y acelero un poco en desempacar, mañana mismo tenía que haber enviado ya una carta a sus padres al igual que haber inventado el cómo se gano aquella beca.
Acabo de desempacar cuando escucho que alguien tocaba a la puerta, por educación y curiosidad abrió encontrándose con un chico ni alto ni bajo de una piel aparentemente suave, ojos oscuros como su cabello que era corto y estaba peinado perfectamente hacia atrás.
-Uh…pensaba que la señorita Edwidge no tenia compañera de habitación o… ¿acaso me he equivocado de habitación?- pregunto un poco confundido el chico, tenía la mano en la nuca.
-No, estas bien, hoy me he convertido en su compañera pero ella salió, en verdad no se a donde- quería que se fuera, la intimidaba un poco que aquel chico fuera algo apuesto.
-Por cierto no recuerdo haberte visto antes ¿eres nueva?- seguía en ese tono tan relajado y grave que ponía nerviosa a Elisa.
-Si…yo bueno…gracias a una beca es que estoy acá- ruborizándose un poco al admitirlo.
-¡Oh! Tu eres la becada de aquel promedio increíble, mucho gusto, soy Edmond, Darius Edmond y ¿con quién tengo el placer?- bajando la mano de su nuca y ofreciéndosela.
-Azard, Elisa Azard, mucho gusto- estrechando la mano de Darius.
-No sabía que eras de tercer semestre-
-Bueno, en realidad soy de primero pero la señorita Edwidge me ofreció el ser su compañera de habitación- estaba diciendo la verdad pero desde otra manera, así que no le estaba mintiendo del todo al apuesto chico.
-Valla, bueno solo venia a preguntarle algo a Rebecca, dile que vine por favor... por cierto, cualquier problema que tengas, puedes contar conmigo- guiñándole un ojo y apuntándose con el pulgar, Elisa solo asintió con la cabeza y observaba como Darius se iba, sus ojos color miel se iluminaron al saber que había conocido por fin a una persona amable y que resultara ser un chico tan apuesto, ese brillo se esfumaría pronto…
-¿Ah?- Elisa quería seguir viendo a Darius hasta que se perdiera por la distancia así que alcanzo a ver que se topo en el camino con Rebecca, entablaron una conversación un tanto rápida que termino en un chico yéndose cabizbajo hacia su dormitorio y en una chica aproximándose con aires de superioridad.
-¿Qué haces en la puerta?-
-Ah, solo me despedía del joven Edmond el cual veo la encontró a tiempo, vino buscándola-
-Sí, justo a tiempo para oír el rechazo-
-¿A qué se refiere?-
-Se me ha declarado pero por ahora no me interesa tener novio…- Rebecca entro en la habitación junto con Elisa, cerrando la puerta tras ellas relamió sus labios mientras veía a Elisa –por ahora solo me interesas…tú- dijo acariciando el rostro y apagando el brillo de los ojos de la menor, le había gustado Darius.
-Noto que aquel brillo que tenías hace unos momentos se ha desvanecido, es que ¿acaso te atrae Darius?- Rebecca estaba jugando con el cabello lacio y no muy largo de Elisa.
-Algo así…me trato muy bien-
-Así es Edmond- sentencio tantas cosas en esa pequeña frase, Elisa poso su mirada en el suelo, era evidente que solo me trato así por educación y no por que en verdad se sintiera diferente conmigo
-Lamento decepcionarte pequeña, por ahora todo lo que puedes hacer es dormir- realmente estaba satisfecha de verla decepcionada, al final de su oración tenía una cínica sonrisa dibujada en los labios.
-Si…- pronuncio sin ánimo alguno -¿Dónde dormiré?-
-Lo estuve meditando y como solo hay una cama en esta habitación, espero hayas traído un futón por que hasta que no cambie de opinión dormirás en uno, pero no es tan malo, la alfombra es suave por si no has traído uno-
-Traje uno- ya había previsto que tal vez no la dejaría dormir con ella las primeras semanas.
-Bien, pues acomódate y bienvenida- dio media vuelta dirigiéndose a su cama y a ponerse el pijama para dormir dejando ahí parada a la otra pensando, ¿a que le estaba dando la bienvenida exactamente? Ya tenía una semana en la escuela, no podía ser a eso ¿acaso seria la bienvenida a su territorio? Y ¿Por qué se había mostrado tan normal después de haber rechazado a un chico apuesto hace unos minutos? Su mente solo formulaba pregunta tras pregunta sin darles respuesta pero confiaba en que las resolvería conforme avanzaran los días junto a aquella adolecente caprichosa, ya la había denominado con ese nombre.
Se acomodaba en el futón, un poco lejos de la cama por si a la otra se le olvidaba que tenía compañera, no la pisara al bajar. Ambas chicas tratando de conciliar el sueño por diferentes métodos pero al final con un buen resultado: lograron dormirse o eso parecía, Elisa aún seguía pensando en que le escribiría a sus padres en aquella carta…
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03.-Bienvenida...¿bienvenida a qué?
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Capitulos
- 00.-Datos y Resumen
- 01.-Negociando con la señorita Edwidge.
- 02.-Rencores del pasados: are que sufras como yo.
- 03.-Bienvenida...¿bienvenida a qué?
- 04.-Iris Blair debe ser un secreto para mi ama.
- 05.-Los juguetes también siente celos.
- 06.-Un novio como él es lo que me hacia falta.
- 07.-La practica es mejor que la teoría.
- 08.-Una perrita hambrienta de su ama bipolar.
- 09.-La primera cita...esperen...¿tiene una mejor amiga?
- 10.-Bienvenido a Cos’Coff
- 11.-Tus mentiras me saben dulces en Cos´Coff
- Reseña
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